En algún momento de ayer, 20 de Marzo del 2023, un año (astrológico) terminó y otro empezó, pero seguía siendo el mismo día. Me parece mágico y también una prueba de que las coincidencias no existen que esto haya pasado mientras pensaba en qué escribir para nuestra carte de cierre de el tema más largo que hemos tenido en Girl Gang, un tema en el que hablamos sobre este espacio que todos tenemos entre nacer y morir llamado vida, un espacio que cada uno de nosotros llenamos de manera diferente, en otras palabras, cada quien tiene su historia y cada una de nuestras historias importan.
A pesar de que nos quedamos cuatro meses reflexionando y compartiendo sobre este tema pareciera que abarcamos una muy muy pequeña parte de todo lo que pudimos haber hablado y es que al final la perspectiva de una cuantas personas sobre la vida es una visión muy limitada sobre todo lo que esta puede englobar, es por eso que digo que cada historia es demasiado importante, porque cada una de ellas nos puede enseñar cosas que nosotros en lo individual tal vez jamas pudiéramos ver.
La vida es un sin fin de inicios y finales, vida y muerte, dualidades que no existen la una sin la otra y cada paso, cada inicio y cada fin llegan a nosotros con una lección. Justamente, las últimas semanas, si no es que meses, me han llevado a acelerar un poquito más, llevaba un tiempo avanzando a un ritmo más lento, a un ritmo creado por mí y para mí. Ahora, la vida me llevo a un punto en el que ese ritmo tuvo que cambiar y lo que me impresiona es encontrarme frente a retos que ya había experimentado antes, pero al estar otra vez aquí también soy una versión de mi misma con nuevas herramientas que me han ayudado a no colapsar en estos tiempos y a mantenerme lo más presente posible a pesar de la aceleración. Esto me recuerda a la idea de que la vida es una eterna espiral en la que nos volvemos a encontrar una y otra vez con retos del pasado y es nuestra responsabilidad ir aprendiendo las lecciones que estos nos enseñan para así, la próxima vez que lleguemos a ese punto de la espiral, estar más preparados y ser mucho más conscientes de lo que debemos hacer para afrontar los retos que se presentan. Sé que esta o cualquier otra situación en la vida, es estática, por lo tanto hay que vivirlas, atravesarlas, estar presentes mientras pasan para así poder aprender lo que nos vino a enseñar y convertirnos en personas más amplias.
Hoy, nos encontramos en un punto de la espiral que representa tanto un fin como un inicio colectivo, es el fin del invierno y el inicio de la primavera, lo cual marca el fin de un año astrológico para dar inicio a uno nuevo con la temporada de Aries. Creo que eso nos lleva a reflexionar algo muy importante: honrar lo que somos enteramente, tanto individuos como sociedad. Honrar nuestras historias y compartirlas, porque al contar nuestras historias logramos conectar con “el otro”, porque la primavera también representa la época en que las plantas empiezan a florecer; ¿qué es eso que estuviste sembrando durante los últimos meses al cual le ha llegado su momento de florecer?
Me parece casi imposible lograr poner un punto final, una reflexión final, a esto que estuvimos hablando durante cuatro meses, porque la vida realmente nunca termina si la vemos desde el colectivo, solo hay nuevos inicios después de cada final y mientras haya vida habrá nuevas lecciones y aprendizajes. Por lo tanto, creo que lo que agregaría a nuestra carta inicial (link aquí), cuando empezamos a hablar de este tema tan complejo llamado vida, es la importancia de cada una de las historias, cada una de las vidas. La gran importancia que es compartir nuestras historias porque así nos convertimos en uno.
Tus historias son mías y mis historias son tuyas.
La vida fluye de manera natural y es parte de nuestra lección al venir aquí a vivir esta realidad humana aprender a fluir con ella.
P.S.
Sobre esta idea de que la vida es una historia que hay que compartir, le pedimos a varias amigas que nos ayudarán a interpretar el significada de estar vivas (al menos en el momento presente) para ellas y así reunirlas en una cajita que cada una de ellas recibió con todas las piezas enviadas. Las imágenes presentadas en este artículo son parte de esa cajita.