Para la versión de este mes de nuestra Girl Gang Letter, quisimos también compartirla por acá. Si te gustó y te interesa estar recibiendo nuestra cartita de amor mensual, no olvides inscribirte a nuestro newsletter.
Octubre fue uno de esos meses que pasan muy rápido pero lento a la vez. Tanto que apenas hoy, 10 días ya adentradas al mes de Noviembre, estamos agarrando la onda sobre qué es ese mensaje que queremos compartir con ustedes este mes.
El mes pasodo, en lo personal, fue un mes muy muy duro, de pérdidas inesperadas que destrozan el alma y que te hacen cuestionarte absolutamente todo lo que estás haciendo y por qué; pero, ¿saben qué? También fue un mes en que la vida me regalo cosas bellísimas, que a pesar de que en ese momento no las podía ver ya que mi tristeza nublaba todo a mi alrededor, hoy puedo decir que le agradezco a la vida por darme la oportunidad de vivirlas.
Es por eso que este mes queremos hablar del desierto, sea lo que sea que represente ese desierto para ti por el cual te encuentres caminando hoy en día. Queremos hablar de la necesidad del desierto pero también, de cómo salir de ahí pasito a pasito y de las lecciones que este inevitablemente te deja.
También, queremos hablar de como pasar por un desierto nos puede nublar la vista a tal grado que no vemos una salida pero tampoco todo lo bueno que nos rodea, las personas que nos contienen y las actividades que nos llenan el alma, es “silver lining” que nos ayuda a no perder la fé.
Personalmente, el desierto me regresó a mí, me recordó el camino que realmente quiero seguir aunque claro que no fue fácil. Me tuve que enfrentar a mi sombra y también tuve que entender que no hay necesidad de pasar este proceso sola. Regrese a terapía, a meditar y a escribir, tres cosas que siempre me han llenado el alma y me han hecho sentir que no estoy sola pero que por alguna razón, estaba haciendo a un lado.
La única manera de salir del desierto, es atravezandolo, paso por paso.
¿Caminamos juntas?