Cada vez que me dirijo a una nueva dirección me pasa que el camino de regreso me parece mucho más corto que el camino de ida. Hace poco pensaba, ¿será que esto pasa por qué en el camino de ida estaba plantada en el presente y de regreso solo seguí el camino antes recorrido y prendí el botón de automático?
¿Será que en la vida prendemos el botón de automático?
Hace unos meses, de manera completamente inesperada, reservé una clase de yoga, un tipo de yoga llamado dharma, el cual a diferencia de todas las prácticas que había hecho te exige quedarte durante un tiempo prolongado en una misma posición. Desde esa primera práctica empecé a conectar con mi cuerpo de una manera que nunca siquiera habia pensado que existia. Entendí lo que es la presencia desde otra dinámica. El tiempo se vuelve muy subjetivo cuando estás completamente enfocada en permanecer unos segundo más en una posición compleja.
A partir de esto mi estilo de vida cambió. Lo siguiente fue la comida. Empecé a conectar con mi cuerpo y a practicar la presencia no solamente por medio del movimiento sino también con la calma. Desde escuchar lo que le cae bien a mi cuerpo y lo que no hasta practicar el acto revolucionario de sentarte a comer y solamente comer.
Después de varios meses de estar realizando este experimento entendí que la mejor manera de estar presente es conectando y escuchando a tu cuerpo. También me di cuenta que estamos completamente desconectados de este. Para poner un simple ejemplo, por qué cuando nuestro cuerpo nos da una señal de algo está pasando por medio de un malestar o dolor, lo único en lo que pensamos es en tomar una medicina y seguir nuestra vida como si nada.Queremos tapar el sol con un dedo. El cuerpo nos manda señales todo el tiempo y vivimos tan automatizados que no tenemos la habilidad de escucharlas.
Lo chistoso y también bastante irónico es que en gran parte, esta automatización viene de una obsesión que tenemos como colectivo: la productividad.
¿Qué significa ser productivo?
Pensemos en que dos personas suben un monte. Una persona lo sube en 40 minutos pero durante este lapso de tiempo se paró a respirar profundamente el aire fresco (y por ende oxigenerar todo su cuerpo), tomó un par de fotos para enseñarselas a sus amigos, escribió algo que se le vino a la mente en la app de notas de su celular. Otra persona lo subió en 15 minutos pero lo único que hizo fue subir.
¿Quié fue más productivo? ¿Quién estuvo más presente?
Vivimos en automático buscando llegar lo más rápido posible a quién sabe dónde. Sin pensar que lo único que estamos creando es una vida sin sentirla ni vivirla.
Vivamos eternamente en el camino de ida.