Estuve 5 minutos parada en la fila de starbucks, aproximadamente 15 personas estuvimos formadas en ese lapso de tiempo y absolutamente todas tuvimos nuestro celular en la mano en algún momento (si no es que todo el tiempo).
Sé que lo dicho anteriormente probablemente no impresione a nadie, pero lo que sí es es una afirmación del título de este artículo. Algo que empezó como una herramienta muy útil y que cambió en muchas maneras la forma en que vivimos nuestra cotidianidad, se ha convertido en una parte más de nuestro cuerpo.
Hace una semanas no me encontraba en posición de querer tener conversaciones con nadie, realmente no quería tener contacto con el exterior en general, el problema fue que era lunes, el día del caos colectivo. Para cuando había despertado ya tenía varias conversaciones con personas que buscaban algo en estado de URGENCIA (cosas que realmente no eran urgentes, para ser honestos, pero los lunes nos hacen sentir que todo es urgente). Entonces decidí dejar mi celular en la casa mientras salía por un café e ir a una cafetería un poco más lejos a la que usualmente voy para poder despejarme un poco.
Tal vez va a sonar un poco cursi y cliché lo que voy a decir pero el simple hecho de no traer mi celular en la mano me permitió estar mucho más presente en el momento, literalmente poner atención a lo que está pasando y hasta escuchar a los pajaritos cantar jajaja. Aunque también, recuerdo que cuando llegue a la fila de la cafetería hasta voltee a ver mi mano como para ver mi celular y creo que ese es el gran problema y hábito que muchos tenemos que aprender a romper.
Una vez mi psicóloga me explicaba, hablando de otra cosas completamente diferente pero que recae en la misma raíz, que nuestro cerebro crea una ruta de pensamiento y nuestro trabajo cuando hacemos conscientes que hemos creado cierta ruta que nos está perjudicando, es empezar a crear una nueva y la mejor parte es que realmente no es tan difícil hacerlo, porque así como inconscientemente hemos creado estas rutas durante toda nuestra vida, conscientemente podemos empezar nuevas. Así es como se crean los hábitos.
Definitivamente tener un aparato en donde podemos hacer cosas como una videollamada con alguien que está al otro lado del mundo o comprar un vuelo para ir a visitarlos es un gran privilegio, pero hay que recordar que es eso, una herramienta, no algo de lo que dependemos para vivir, como lo es un órgano de nuestro cuerpo.
Desde ese día en el que caminé a la cafetería más lejana sin mi celular, he intentado las cosas más sencillas para que mi celular funcione como una herramienta y no como una parte de mi mano. La más fácil y útil hasta ahora, GUARDARLO!!! ¿Realmente es necesario traerlo en la mano todo el tiempo? Al traerlo en la mano estamos todo el tiempo escuchando las alertas que nos llegan, lo que ha creado que colectivamente pensemos que si le mando un mensaje a una persona me tiene que contestar al instante, porque obvio trae su celular en la mano y está escuchando que le llegó mi mensaje. Esta ruta de pensamiento me parece algo extremadamente tóxico que colectivamente hemos normalizado, let´s do better!
Creo que lo más importante que tenemos que hacer consciente para empezar a alejarnos un poco de las rutas de pensamiento que hemos desarrollado, en su gran parte inconscientemente, es que lo que pasa en nuestro celular no es nuestra realidad. Tu realidad es donde estás parado en este momento, respira hondo, cierra tus ojos y sumérgete en el momento presente, your phone can wait.