Ana es una artista y diseñadora gráfica de la Ciudad de México quien cree fielmente que lo bonito salvará al mundo.
A pesar de que el arte siempre ha sido algo muy importante en su vida, este gusto tuvo un acercamiento más profesional al cursar la carrera de Comunicación Visual en CENTRO la cual decidió dejar durante su quinto semestre para dedicarse completamente a su arte. No ha sido un camino fácil, ya que Ana ha tenido que tomar diferentes trabajos que le dan la posibilidad de seguir sus sueños mientras encuentra el tiempo para seguir creando.
“Mi trabajo intenta plasmar la diversidad de materiales y colores en un mismo espacio, reflejando los diferentes mundos que se nos presentan en la actualidad. Creo que a lo largo de mi vida, el color siempre ha sido mi forma de expresión más fuerte y eso es algo que siempre se puede reconocer en mi trabajo.”
Checa acá todo lo que platicamos con Ana.
Si le tuvieras que dar un color a tus domingos, ¿cuál sería? ¿Por qué?
Amarillo. Porque es mi color favorito y porque siento que es el día en el que más necesito echarme un empujón y regresar a mi. Se sabe que los domingos son el día al que nadie quiere llegar. Es el día en el que más necesito decirme “respira, acuérdate que estás viviendo lo que hace algunos años querías”. Decidí darme chance los domingos, saber que las emociones que llegan se van a ir pronto y que nada es definitivo. Consentirme pues.
¿Qué es lo que más disfrutas de crear?
Lo que más me gusta de crear es que me siento en un espacio totalmente seguro. Es el lugar en donde puedo hacer y deshacer estando totalmente segura de mi misma. No dudo, no doble pienso. No me importa lo que va a pasar después de que mis piezas ya estén allá afuera, el proceso es mío y todo lo demás ya queda en ustedes. Crear es mi zona de comfort, pero al mismo tiempo es en donde puedo explorar todas las esquinas de mi ser sin sentirme juzgada. Se que es algo muy mío y que nadie tiene que estar de acuerdo conmigo, no espero nunca aceptación durante la creación. Si espero porras, sé que también puede haber crítica. He aprendido a no esperar ninguna y tomar todo para construirme hacia arriba.
Nos platicabas que el color, como forma de expresión, siempre ha sido importante en tu vida, ¿te acuerdas de las primeras veces que experimentaste con él?
Desde muy chica he estado rodeada de arte. Mi abuela es pintora y mi mamá diseñadora. Imité su sensibilidad por los colores y los detalles, siempre curiosa por las formas y los planos. Me entendí muy bien con el color, me sentía diferente y especial, lo veía como una forma de crear una identidad propia y muy personal. Me volví insoportable con el color, todo tenía que estar extremadamente colorido para que lo sintiera mío, hasta que así se volvió. Era la ropa, los cojines de la cama, los moños del pelo, nunca combinada.
Luego empecé con las clases de pintura y así se me abrió un mundo de posibilidades, era como ir a la feria, mas colores de los que alguna vez me enseñaron en el colegio. Desde ahí nunca paré, los colores que no iban, se volvieron armoniosos.
¿Cómo balanceas tu sueño de ser artista de tiempo completo con los trabajos que le dan vida al proyecto?
Llevo un rato ya de dedicarle al full al arte. Es estresante si les digo la verdad. El flujo de dinero va y viene como quiere. Pero al mismo tiempo tengo un rush de sentir que estoy chambeando diario y duro por perseguir mis sueños. Tengo más momentos de inspiración porque todo el tiempo estoy creando. Yo creo que la cosa del arte es nunca dejar de hacer.
He tenido que modificar planes y gastos, y moverme muchísimo más que antes. De vez en cuando tomar chambitas que son talacha que odiamos, pero son las que le dan vida al sueño. Y lo más importante, apostarle yo a mi talento con mucho miedo de que nadie más lo vaya a hacer pero sabiendo que si no lo hago yo primero, nunca nadie lo va a ver. Es estar tocando puertas y vendiéndote aceptando que el no ya lo tienes, pero seguir segura de que pronto habrá un si. Ser tu mayor porrista es un most.
¿De qué forma logras plasmar lo que te rodea en tu arte?
Me gusta la pintura abstracta. Pinto sin planear, como me vaya sintiendo, como se vaya soltando la mano, es algo que en cualquier otro momento, no se haría igual, es un trazo único y con suerte, lo voy a ver y me va a hacer sentir lo que en algún momento no supe como decir. Es como el instinto, no sabes de donde viene y nada lo sustenta, pero si lo sigues, algún día todo hará sentido. Dependo de todos los factores que acomodaron mi día, y es increíble cuando encuentras a alguien que lo sienta, es como encontrar en la playa el arete que perdiste. O aún mejor, encontrar un mundo totalmente diferente que pasaba justo al mismo tiempo que el tuyo.
¿Cómo sería un domingo perfecto?
Un domingo perfecto para mi sería tratarlo como un miércoles. Es impresionante como la estructura de la semana define nuestro humor, como nos sentimos y las esperanzas que tenemos de ese día. Alguna vez trabajé como mesera, en donde los domingos eran los días de más chamba. Dejé de guiarme por esa estructura y empecé a tratar los días por como me trataban a mi. Fue un buen rato de puros buenos días. El arte para mi es mi momento de soltar y disfrutar, una vez que ya es mi chamba, todo cambia.
Otro domingo perfecto para mi sería poder ponerme a pintar lo que sea y saber que si gusta o no gusta, no importa nada más que mi arte y yo, y ese es el momento más íntimo y perfecto en el que puedo pensar. Es como regresar a un domingo en familia cuando tenías 4 años y sentirte en casa. Es nostálgico pero sabes que no importa porque es la única cosa que va mas allá del tiempo y va a ir siempre contigo.
